Alicia vuelve crecida al País de las Maravillas
El nuevo director del filme dota a la historia de dinamismo y hace guiños al toque Burton
Un reflejo mejorado, que exhibe personajes más profundos y planos más enérgicos, es lo que ve Alicia a través del espejo, en la secuela de un filme que llega a los cines seis años después, con cambio de director.
Obvio que la estética propuesta por el sin par Tim Burton, quien desarrolló la adaptación de la obra de Lewis Carroll en la primera, se mantiene. Aunque James Bobin (Los Muppets) le da un giro al ritmo para mantener las acciones de la película arriba, mientras desarrolla en paralelo las historias de todos los personajes, cuyos actores a cargo parecen haber puesto atención a las críticas realizadas en 2010 para llevar sus roles a otro nivel.
Ciertamente, el guion ha sido cuestionado por las libertades tomadas en relación con el cuento original, que alejan al clásico de la propuesta fílmica. ¡Pero qué más da!
Edulcorada con la acostumbrada sobredosis de color impuesta por Burton, quien se niega a romper el cordón umbilical manteniéndose receloso de su producto detrás de la producción, Alicia cruza una y otra vez el espejo para, como suele ocurrir, volver cambiada del País de las Maravillas.
Mia Wasikowska (Alicia), Johnny Depp (Sombrerero Loco), Helena Bonham Carter (Reina de Corazones) y Anne Hathaway (Reina Blanca), repiten con mayor convencimiento en sus roles. Mientras Sacha Baron Cohen (El Tiempo) se suma para bordar con ingenio el reto, dando vida a un personaje que en esencia imprime fuerza a la historia, dotándola de ese toque de suspenso necesario en todo filme de fantasía.
Mensajes como el hecho de que toda acción produce una reacción que alterará el futuro, así como que de las cosas vividas siempre se aprende algo, son compartidos de trasfondo en la película, que goza de una animada banda sonora.
Sin ánimos de acabar con la incertidumbre, seremos testigos de las razones por las cuales la Reina de Corazones es mala o por qué Alicia debe volver al país encantado para salvar a su amigo el Sombrerero. Travesía que la hará viajar en el tiempo para aclararle que no se puede alterar el pasado y que cada paso que damos nos acerca a la madurez. De allí que Alicia ya no es una niña.
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