El Emmy más fastidioso de la historia

Los únicos momentos en los que Andy Samberg pudo arrancar una que otra sonrisa a los televidentes fue durante las tradicionales parodias de las producciones nominadas y las acostumbradas rutinas de baile que popularizó en los 90 el maestro de la comicidad, Billy Crystal.



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La Academia tuvo piedad de Jon Hamm y lo premió por su papel de Don Draper en "Mad Men" (Efe)
Caracas.- Dios sabe que me hubiese gustado decir que si se fastidió viendo los premios Emmy es porque no entiende el humor estadounidense, porque ama odiar todo lo que se mueve o porque no es un verdadero fanático de la televisión que se hace en ese país, pero es que hasta el fanático más incondicional de la pantalla chica se murió de aburrimiento las tres horas que duró el espectáculo conducido anoche por Andy Samberg.

Los únicos momentos en los que el humorista formado en las filas de "Saturday Night Live" pudo arrancar una que otra sonrisa a los televidentes fue durante las tradicionales parodias de las producciones nominadas y las acostumbradas rutinas de baile que popularizó en los 90 el maestro de la comicidad, Billy Crystal.

Sí, la entrega de premios de ayer pasará a la historia como los Emmy en los que las minorías –raciales y sexuales- ocuparon su justo lugar al lado de lo mejor de la pantalla chica: Viola Davis se convirtió en la primera intérprete negra en llevarse la estatuilla como mejor actriz dramática y "Transparent" -una serie que narra la historia de una mujer transgénero, le dio a Jeffrey Tambor el título de mejor actor cómico y el de mejor directora a su creadora, Jill Soloway. Otro asunto: ¿cómico? ¿En serio el personaje del veterano histrión encaja en la categoría de comedia?

Apartando el excelente performance de Tambor también le ayudó el hecho de que Jim Parsons no estuviera en competencia por su interpretación de Sheldon Cooper en "The big bang theory".

Samberg, quizás no será recordado por las carcajadas que arrancó durante la ceremonia, pero no se puede negar que señaló, con su particular estilo, que los cambios en las reglas de votación de la academia de televisión fueron, por decir lo mínimo, sin sentido.

Por otra parte, y a pesar de que los críticos nunca vieron en "Orange is The New Black" de Netflix como una de las series a vencer, pasarla de la categoría humorística a la dramática fue una de las decisiones que muy pocas personas pudieron entender. 

En lo que se refiere al renglón estelar de la noche, "Game of Thrones" le aguó la fiesta de despedida a los publicistas de "Mad Men" al coronarse como la mejor serie dramática sumando así 12 Emmys, el mayor número jamás registrado en una ceremonia. Sin embargo, ¿puede considerarse una victoria redonda para la producción de HBO siendo que llegó a la gala con 24 nominaciones? Sin acotar el hecho de que de las 12 estatuillas que acumuló, ocho provinieron de categorías técnicas.

No obstante, el fallo de los 18.000 miembros de la Academia de la televisión llenó de beneplácito a los incondicionales del drama medieval escrito por George R. R. Martin, quienes también celebraron los de mejor dirección (David Nutter), mejor guión (David Benioff y D.B. Weiss) y actor de reparto (Peter Dinklage) aunque esta servidora hubiera preferido que el premio hubiese terminado en las manos de Michael Kelly, nominado por su papel de Douglas Stamper, la desalmada mano derecha del político Frank Underwood (Kevin Spacey) en "House of cards".

"Mad Men" no habrá dicho adiós por la puerta grande, pero Don Draper -como siempre- salió bien librado de la situación y Jon Hamm literalmente se trepó al escenario del Teatro Microsoft de Los Ángeles para levantar lleno de emoción su Emmy como mejor actor dramático.

Otros que se fueron a casa con las manos vacías fueron los integrantes del elenco de "Modern Family", quienes cantaron victoria durante cinco años consecutivos, pero, a decir verdad, ya era momento de que la creación de Christopher Lloyd y Steven Levitan le pasara el testigo a otra producción. Testigo que recibió gustoso "Veep", cuya torpe vicepresidenta encarnada por Julia Louis-Dreyfus, se llevó por cuarta ocasión el premio a mejor actriz, mientras que Tony Hale, quien hace de su asesor en la serie, fue nombrado nuevamente mejor actor de reparto en una serie de comedia. El programa se llevó también la estatuilla por mejor guión de una serie de comedia.

Mención aparte merece "Olive Kitteridge" –también de HBO- que se alzó con ocho estatuillas -dos técnicas-, entre ellas las de mejor miniserie, mejor actor (Richard Jenkins) y mejor actriz (Frances McDormand). Asimismo, Bill Murray, quien sin ir a la ceremonia recibió como mejor regalo de cumpleaños un Emmy como mejor actor secundario; Jane Anderson logró el de mejor guión; y Lisa Cholodenko el de mejor dirección.

Otros ganadores de la noche fueron: Uzo Aduba de "Orange is the new black"; Regina King de "American Crime"; "The daily show" con Jon Stewart; "Inside Amy Schumer"; y "The voice".

por: YOLIMER OBELMEJÍAS VALDEZ |  EL UNIVERSAL

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